Muchas veces necesitamos interiorizar frases que nos den la fortaleza y la esperanza para atravesar los momentos difíciles o de incertidumbre. Durante la pandemia, muchos nos sentimos con temor, con incertidumbre y sufrimos pérdidas de seres queridos.
Por eso, independientemente de tu relación con Dios, hay frases que nos motivan y promesas que nos hacen levantar nuestro rostro y volver a cargar energía, sabiendo que hay alguien que nos ama, que ya lo hace desde antes de que naciéramos y tiene un plan perfecto para nuestra vida.
Cada día podemos sacar un momento para acercarnos a Dios, vaciar nuestro corazón y recibir su paz y su amor.
Aquí algunas de los versículos que nos alientan a confiar en la perfecta la voluntad de nuestro Padre.
- Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10)
- La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden. (Juan 14:27)
- Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero, ¡anímense! Yo he vencido al mundo. (Juan 16:33)
- Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
(Jeremías 29:11) - Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7)
- Pero yo clamaré a Dios, y el Señor me salvará. Mañana, tarde y noche clamo angustiado, y él me escucha. Aunque son muchos los que me combaten, él me rescata, me salva la vida en la batalla que se libra contra mí. (Salmo 55:16-18)
- Alcen los ojos y miren a los cielos: ¿Quién ha creado todo esto? El que ordena la multitud de estrellas una por una, y llama a cada una por su nombre. ¡Es tan grande su poder, y tan poderosa su fuerza, que no falta ninguna de ellas! (Isaías 40:26)
- Postrado estoy en el polvo; dame vida conforme a tu palabra. Tú me respondiste cuando te hablé de mis caminos. ¡Enséñame tus decretos! (Salmo 119: 25-26)
- (…) porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.
(Romanos 5:3b-5) - ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios! (Salmo 42:11)
- En efecto, si trabajamos y nos esforzamos es porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente, que es el Salvador de todos, especialmente de los que creen. (1 Timoteo 4:10)
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