Normalmente pensamos a quien invitar a la boda, pero en este caso vamos a analizarlo al revés.
Para este día tan importante queremos que muchas personas que conocemos nos acompañen pero no siempre es una buena idea…
A veces el tiempo se encarga de enseñarnos que no todos los 400 «amigos cercanos del Facebook» ameritan ser invitados.
Entonces comencemos:
- Compañeros del colegio o universidad que tenemos años de no ver.
- Compañeros de trabajo con los cuales no tenemos amistad real.
- Ex parejas, NO!
- Vecinos o amigos de los padres de los novios, sólo por compromiso (a menos que sean ellos los que pagan la ceremonia).
- Conocidos con los que tienes tiempo de no compartir.
- El típico «si invito a X, entonces no invito a Y».
- Personas con las que no te llevas bien (la novia de fulanito).
- Un tema que queda a elección son niños y jefes, dependerá de lo que acuerden como pareja. No todas las relaciones entre los jefes y subalternos son iguales.
- No olviden la «regla de un año»: si no has visto y compartido con alguien en un año, no tienes obligación de invitarlo. Las relaciones cambian y muchas veces es mejor no poner un compromiso a alguien que pertenece a tu pasado.
- Una buena idea es que cada uno haga su lista y al final, acuerden.
Es una tarea difícil pero hay que hacerlo.
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